martes, 7 de octubre de 2014

MANOLO ESCOBAR Cocidito Madrileño

No me hable usté 


de los banquetes que hubo en Roma.

Ni del menú

del hotel Plaza en Nueva York.

Ni del faisán

ni los foagrases de paloma,

ni me hable usté

de la langosta Thermidor.

Porque es que a mí,

sin discusión, me quita el sueño

y es mi alimento y mi placer

la gracia y sal

que al cocidito madrileño

le echa el amor de una mujer.




Estribillo:

Cocidito madrileño,

repicando en la buhardilla,

que me huele a yerbabuena

y a verbena en las Vistillas.

Cocidito madrileño

del ayer y del mañana.

Pesadumbre y alegría

de la madre y de la hermana.

A mirarte con ternura

yo aprendí desde pequeño.

Porque tú eres gloria pura,

porque tú eres gloria pura,

cocidito madrileño.




Digame usté

dónde hay un cuadro con más gracia

con el color

que da la luz del mes de abril,

cuando son dos

y están debajo de una acacia,

y entre los dos

un cocidito de albañil.

Cuando el querer

de la mujer le dice al dueño

de su hermosura y su pasión:

Toma, mi bien,

tu cocidito madrileño,

que dentro va mi corazón.

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